Krabi

Cómo llegar a Krabi

Para llegar a esta pequeña ciudad de 25 mil habitantes al sur de Tailandia podemos tomar un avión en Bangkok hasta el aeropuerto local ubicado a 7 km del centro. Si bien Krabi no cuenta con muchos atractivos suele ser un sitio de paso para los que viajan a Ao Nang, un pueblo repleto de playas en la Bahía de Rallay.

De paseo por Krabi

Si has estado recorriendo una buena parte de Tailandia no es una mala idea pasar aunque sea una noche en Krabi. Este sitio poco conocido por los turistas masivos es perfecto para descansar y también para aprender sobre la vida local. Muchos optan por alquilar un coche o una moto y explorar los alrededores de la localidad.

Aquellos que no desean viajar en avión para arribar a la región lo pueden hacer en tren desde la capital tailandesas hasta Surathani y desde allí un autobús o una furgoneta. Vale destacar que Krabi está bien conectado por carretera con todas las ciudades y pueblos sureños.

Una vez en Krabi se puede hacer una excursión a la isla Hong, con paisajes realmente hermosos. Se viaja en lancha rápida y tiene una duración de medio día o jornada completa. Se puede hacer kayak y snorkel, bañarse en una laguna y hasta pasear en una barcaza de pescadores.

De Krabi a Ao Nang y Railay

Sin dudas la estrella de la zona (o una de ellas) es Ao Nang, a sólo 15 minutos en coche desde Krabi. Este pueblo pequeño está repleto de restaurantes, hoteles, tiendas de recuerdos, agencias de viaje y tiendas de masajes.

La playa es bastante larga pero los paisajes no son tan hermosos como imaginaríamos. Entonces, ¿por qué llama tanto la atención Ao Nang? Porque el alojamiento es barato y porque tiene muy buenas conexiones a las islas tailandesas, entre ellas Koh Phi Phi, Phuket y Koh Lanta, además de poder ir hasta la Península de Railay sin problemas.

En cuanto a Railay (Rai Leh en Tailandés) está rodeado de acantilados por lo que sólo se puede llegar por mar. Tiene tres playas bonitas y vistas espectaculares. Muchos deportistas eligen esta península para hacer escalada en roca o pasear en kayak. Los que prefieren más actividades naturales pueden optar por caminar por un sendero hasta llegar al mirador de Railay (para subir hay que sujetarse a una cuerda). Para bajar se va por otro camino que desemboca en un lago de agua dulce. Si tienes suerte verás a uno de los residentes de la península... ¡los monos!